Acabo de enterarme de que este pasado fin de semana ha muerto Diego Jesús Jiménez. Y me he estremecido porque enseguida he recordado una tarde de hace ocho años, tomando algo en una terraza al lado del Parador de Zafra, cuando Ángel Campos me pidió que le diese el nombre del poeta vivo que más me gustase. Tras pensarlo unos segundos, respondí: Diego Jesús Jiménez.
Itinerario para náufragos me parecía (y me lo sigue pareciendo) un libro redondo, perfecto.
Al año siguiente, tuve la suerte de pasar un par de días con Diego en Zafra y Almendralejo, donde fue a leer delante de un salón lleno de estudiantes de secundaria.
Hoy no está quien me hizo aquella pregunta.
Tampoco a quien escogió mi respuesta.
Itinerario para náufragos me parecía (y me lo sigue pareciendo) un libro redondo, perfecto.
Al año siguiente, tuve la suerte de pasar un par de días con Diego en Zafra y Almendralejo, donde fue a leer delante de un salón lleno de estudiantes de secundaria.
Hoy no está quien me hizo aquella pregunta.
Tampoco a quien escogió mi respuesta.
Buena elección. Descanse en paz.
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