Estas últimas semanas han sido de locos. Si hace tres me tocó darme una paliza para ir a leer a Lisboa, ahora me he metido otra aún mayor a fin de llegar a Santander con el tiempo justo de presentar Breve biografía apócrifa de Walt Disney.
Lo mejor del viaje, de largo, ha sido tener la oportunidad de conocer a Alberto Santamaría. Sé, por lo que me han contado los organizadores del concurso, que él fue quien apostó con más fuerza por mi poemario en las votaciones finales. Le di las gracias, por supuesto. Me consta que, sin su apoyo, seguramente mi Walt Disney no se habría llevado el premio. Y es que, para bien o para mal, el azar (es decir, que alguien con una visión del arte afín a la nuestra esté en un jurado un año determinado) también desempeña un papel protagonista en esto de la concesión (o no) de los galardones literarios.
De Alberto me he llevado una impresión estupenda. Conocía sus libros (de hecho, me llevé mi ejemplar de Pequeños círculos para que me lo firmase) y la revista Nadadora, que él dirige. Pero, después de la escasa hora y media que estuvimos charlando, puedo afirmar que, además de un muy buen poeta, es una persona tan interesante como divertida. Terminamos hablando de dos amigos comunes (Fernando y Fabio de la Flor), ya que Alberto da clase dos días a la semana en la Universidad de Salamanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario