martes, 19 de octubre de 2010

Acerca de "El traje nuevo del emperador"

Hay cuentos que de niño no me gustaban tanto y ahora, en cambio, me obsesionan.
Creo que El traje nuevo del emperador es el paradigma de lo que digo.
Porque esa historia en la que una ciudad entera afirma ver algo que en realidad no existe es como una plantilla flexible que encaja sin dificultad en multitud de momentos de la vida de cualquier persona.
Reconozco que, desde hace unas semanas, vuelvo a sentirme bastante decepcionado por el hecho de comprobar, una y otra vez, cuáles son las reglas vigentes en este circo de pulgas que es la poesía española.
En los años noventa, había una guerra abierta entre los poetas de la experiencia (que representaban la tendencia dominante) y los llamados poetas de la diferencia. Entonces más o menos se sabía qué se podía esperar de unos y otros. En el fondo, lo que daba la impresión de que movía esa disputa no era sino el castizo quítate tú que me pongo yo.
Ahora, transcurridas dos décadas, las cosas apenas han cambiado. Lo único que parece haberse modificado es el nombre de los personajes.
Por un lado, contamos con un grupo de jóvenes poetas medianamente conocidos y con capacidad de dar y quitar. Ellos forman parte de la mayoría de los jurados de los certámenes de poesía importantes.
Vamos, yo te premio a ti y tú luego me premiarás a mí.
Por otro, están los que se llaman a sí mismos independientes o alternativos. De los que critican a los que publican en Visor aunque ellos darían lo que fuese con tal de publicar en Visor.
Vamos, yo te invito a mi festival y tú luego me invitarás a mí.
Se ve que, de momento, un kilo de ruido sigue pesando mucho más que un kilo de nueces.

1 comentario:

  1. Si esto es así, tal y como lo cuentas, la realidad literaria es bastante torticera...Qué pena que las actitudes nobles del esfuerzo y la honradez no sean las que dominen en este ámbito. Gracias por avisar. Un abrzote.

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