La feria del libro de Cáceres acaba de hacer público su programa de presentaciones.
Como en las ediciones de 2008 y 2009 estuve en ella con sendos libros (los de El Bardo y Calambur), se ve que el año pasado al señor gerente le pareció que ya estaba bien de Cumbreño, porque, cuando le propuse, entre otras, la presentación de Límites y progresiones, me contestó que había que dejar espacio a otras voces. Así que me imagino que no debió sentarle nada bien tener al final que tragar conmigo al incluirme la Editora Regional de Extremadura en una mesa redonda.
Hace unos meses, me escribió para solicitarme que le mandase algunas sugerencias para la feria, ya que el año pasado estuvieron en ella autores tan interesantes como Déborah Vukusic o Matías Escalera por mediación de un servidor sin que se les tuviese que abonar (y en uno de los casos ni siquiera eso) nada más que el hotel y la comida.
Pues bien, entre esa lista de propuestas (Ben Clark, Luis Arturo Guichard, José Antonio Llera o El Cangrejo Pistolero figuraban en ella) aparecía una mesa redonda en la que, entre otras cosas, se aprovecharía para presentar un nuevo libro mío.
Unas semanas más tarde, me contestó que la comisión organizadora había dado el visto bueno a la lectura de uno de esos autores, que, por supuesto, no era yo. Luego, cuando telefoneé al representante de la Junta de Extremadura en la comisión para contarle que me sentía maltratado y que retiraba todas mis propuestas (estoy cansado de hacerle el trabajo a los demás), el gerente me escribió en un par de ocasiones para convencerme de que se había tratado de un error e insistirme en que tenía las puertas de la feria abiertas de par en par.
A buenas horas mangas verdes.
En fin, que tendré que conformarme con participar en las de Madrid o Sevilla, que, como todo el mundo sabe, son mucho menos importantes que la de esta insigne ciudad que con tanto esmero trata a sus artistas.
Como en las ediciones de 2008 y 2009 estuve en ella con sendos libros (los de El Bardo y Calambur), se ve que el año pasado al señor gerente le pareció que ya estaba bien de Cumbreño, porque, cuando le propuse, entre otras, la presentación de Límites y progresiones, me contestó que había que dejar espacio a otras voces. Así que me imagino que no debió sentarle nada bien tener al final que tragar conmigo al incluirme la Editora Regional de Extremadura en una mesa redonda.
Hace unos meses, me escribió para solicitarme que le mandase algunas sugerencias para la feria, ya que el año pasado estuvieron en ella autores tan interesantes como Déborah Vukusic o Matías Escalera por mediación de un servidor sin que se les tuviese que abonar (y en uno de los casos ni siquiera eso) nada más que el hotel y la comida.
Pues bien, entre esa lista de propuestas (Ben Clark, Luis Arturo Guichard, José Antonio Llera o El Cangrejo Pistolero figuraban en ella) aparecía una mesa redonda en la que, entre otras cosas, se aprovecharía para presentar un nuevo libro mío.
Unas semanas más tarde, me contestó que la comisión organizadora había dado el visto bueno a la lectura de uno de esos autores, que, por supuesto, no era yo. Luego, cuando telefoneé al representante de la Junta de Extremadura en la comisión para contarle que me sentía maltratado y que retiraba todas mis propuestas (estoy cansado de hacerle el trabajo a los demás), el gerente me escribió en un par de ocasiones para convencerme de que se había tratado de un error e insistirme en que tenía las puertas de la feria abiertas de par en par.
A buenas horas mangas verdes.
En fin, que tendré que conformarme con participar en las de Madrid o Sevilla, que, como todo el mundo sabe, son mucho menos importantes que la de esta insigne ciudad que con tanto esmero trata a sus artistas.
http://ferialibrocaceres.com/xii-feria-del-libro/programa
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