miércoles, 27 de mayo de 2009

La librería Artaria


Hace cinco años que la librería Artaria ya no existe. A mí no me dio tiempo a verla cerrada, ya que dejé Almendralejo (donde viví tres años) justo unos meses antes de que cerrara. Así que supongo que ése es uno de los motivos por los que no he querido volver a entrar en el pueblo. No sé si soportaría pasarme por la calle Francisco Pizarro y comprobar que el edificio de la antigua electroharinera está ahora ocupado (eso es lo que me han dicho) por una tienda de material informático.
Del tiempo que viví en Almendralejo, los únicos recuerdos buenos los asocio con las tardes que me pasaba en Artaria hablando con Fabiola, su dueña, y abriendo las cajas de las novedades que acababan de llegar. El aula literaria que ahora existe en Almendralejo creo que le debe mucho a su entusiasmo y sensibilidad, pues consiguió, durante el tiempo que la librería permaneció abierta, que autores como Julián Rodríguez, Antonio Sáez Delgado, Jesús Sánchez Adalid, Daniel Casado o José Luis García Martín presentasen allí sus libros.
Hoy, que del oasis que era Artaria apenas queda el recuerdo y que Fabiola tiene que ganarse la vida trabajando en un gimnasio, me parece de justicia reconocerlo.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias por esta entrada en tu blog mi madre Fabiola seguro que está orgullosa de leerlo.Izaya

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  2. Artaria es una de las mejores librerías y tiendas de discos en las q he estado nunca, y he vivido en grandes ciudades como Sevilla o Bruselas. Y lo era, sobre todo, por la sensibilidad de sus dependientas, Fabiola e Izaya, que no sólo vendían sino q conversaban, recomendaban y se interesaban por saber de cultura y por conocer a sus clientes (amigos al final). Yo soy de Almendralejo y tb echo de menos ese sitio.

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  3. Hola Jose Maria, estoy muy de acuerdo con tu idea de lo que fué Artaria, pero permiteme incluir que ese "oasis de Letras" fué un vergel de sensibildad, ideas y musica; incluso pienso que tenia algo de "confesionario" pues aparte de adquirir algun libro o CD, era el ratillo de charla con Fabiola, esa charla sosegada, siempre amena e interesante entre sonrisas y gesto de quitarse los pelos de la frente.
    Yo la sigo viendo a menudo a ella, sigue SONRIENDO Y TRABAJANDO. Carlos.

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  4. Es una pena porque en Almendralejo desaparecieron, como en muchos otros sitios, todas las tiendas de discos. Además, ArtAria era un sitio chulo para presentar libros y perderse buscándolos... al menos hay gente que sigue recordando sitios así.

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