Manu e Irene mirando el mar de São Jacinto.
El atardecer en el espigón de Praia da Barra.
Si se cierra un ojo, se ve la mitad del mundo. Si se cierran los dos, se ve el mundo entero.
Aveiro.
Chose en una cafetería de la Playa de Torreiras.
La playa de Torreiras.
Aveiro.
Otra perspectiva de la desierta playa de Torreiras.
En la tele del hotel, el Canal Panda estaba puesto a todas horas. Así que, después de una semana, tengo metida en la cabeza esta canción.
Es hermoso Aveiro. Lo hacéis hermoso al visitarlo. Ya un clásico. Que dure su sabor y sensaciones recién tenidas (o retenidas). Ah, el Atlántico...!
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