Hoy se han fallado los Premios del tren de este año. Tradicionalmente, este galardón ha servido para que los miembros de cierta tendencia poética se embolsasen 12.000 euros por un único texto. Y, claro, este año no iba a ser menos. Lo que ocurre es que la tomadura de pelo es ya tan descarada que confieso que no he sido capaz de morderme la lengua.
Porque, si hace unas semanas en el Ciudad de Burgos se premiaba a un libro que no estaba entre los finalistas y que resultó ser de Daniel Rodríguez Moya (uno de los directores del Festival de poesía de Granada), hoy el afortunado ha sido (qué casualidad) el otro director: Fernando Valverde. En ambos jurados han estado García Montero y Chus Visor, reconocidos amigos de Moya y Valverde, que ejercen de poetas de la casa. Este año, además, en el jurado también andaba Raquel Lanseros, otra de las componentes de la vergonzosa antología contra la incertidumbre y una poeta tan mediocre como los dos premiados.
El olor a podrido resulta insoportable.
Nunca mejor dicho. Aunque duela.
ResponderEliminarAbrazos,
C
Hemos redactado una carta relacionada con el tema. Te mandamos el enlace por si es de tu interés:
ResponderEliminarwww.poesiaanticorrupcion.blogspot.com
Un saludo,
PAC