Mi abuelo puso una piedra
sobre la piedra
que había puesto su padre.
Mi padre puso una piedra
sobre la piedra
que había puesto mi abuelo.
Límite. Linde.
Yo tengo una piedra en la mano.
(Estrategias y métodos para la composición de rompecabezas, El Bardo, 2008)
Realmente, este es uno de los poemas más hermosos que he leído nunca. Espero que, no tardando mucho, los cuernos de El toro coronen tu cabeza, y Cumbreño (que bello nombre para un Toro) salga a mugir a la arena desde sus cuadras humildes...
ResponderEliminarCarlos Morales
El Toro de Barro
Muchas gracias, Carlos. Yo también espero formar pronto parte de la cuadrilla de El toro de barro.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.