Confieso que estoy mal. Reconozco que este último desplante me ha producido una decepción tan honda que llevo varios días sin ganas de nada.
Ya he contado en otras ocasiones que me parece mentira (y hasta humillante) que haya que estar permanentemente pidiendo, mendigando unos cuantos euros para levantar un catálogo (y ruego que se me disculpe la inmodestia, pero las cosas son como son) exigente y de calidad.
Pues bien, hoy creo que algo se me ha roto dentro. No sé si es sólo fruto de la decepción o, por el contrario, se trata de otra cosa más profunda. Porque, si siempre tenemos que andar tratando de arañar de aquí y de allá para sacar cada libro, en los últimos meses se han encadenado unas cuantas espantadas que nos han dejado sin posibilidad de publicar absolutamente nada.
La última, la del consorcio de Cáceres 2016, ha sido la que peor me ha sentado. Y es que desde 2006 me he entrevistado con cuatro representantes distintos del consorcio para explicar cuatro veces en qué consistía nuestro proyecto. Resultaba agotador hablar con aquellas personas tan sonrientes por fuera que aseguraban que lo que les planteaba era muy interesante, pero que sus antecesores no les habían contado nada al respecto.
Mucha palmadita en el hombro y, al final, nada de nada.
Seguramente se deberá a que sigo siendo un ingenuo. El caso es que estaba convencido de que ahora iba a ser diferente. La representante del consorcio me pareció una persona más sensible y entendida. De hecho, me reconoció que, en el plano literario, la labor de la candidatura tenía que mejorar (según parece, la alcaldesa suspira por organizar algo parecido a Cosmopoética). Sin embargo, después de contar con un acuerdo verbal que prácticamente dejaba atado un compromiso por su parte (y después de informar a los autores de que sus libros estarían para esta próxima primavera), me encuentro con la triste sorpresa de que donde se dijo digo por lo visto toca decir Diego.
Y no lo entiendo.
Si se echa un vistazo a los poemarios que publica Cosmopoética y se compara con la antología que preparan los de Cáceres, se llega a una conclusión descorazonadora, no ya sólo por el continente (salta a la vista), sino sobre todo por lo que se refiere al contenido. Los nombres de los autores editados por la candidatura de Córdoba se encuentran entre lo mejor de la literatura internacional: Ferlinguetti, Ana Blandiana ... En cambio (y que conste que no quiero menospreciar a nadie, la verdad no puede ofender) entre la nómina de autores de la antología cacereña no se encuentra ninguno de los poetas extremeños (y son unos cuantos) cuya obra ha sido respaldada por la crítica, los premios importantes y las editoriales de prestigio. Eso por no hablar de que uno de los responsables de la antología (a mí me lo hizo) falta al respeto con calificativos que rozan el insulto si uno declina la invitación a aparecer en el libro. Por cierto, no sé si de esto están al tanto los del consorcio. Más que nada para que comprueben en manos de quién dejan una publicación que llevará el sello de la candidatura.
A lo mejor no debería afectarme tanto. Sin embargo, admito que ésta es la primera vez que me estoy planteando (y muy en serio) dejar el mundo editorial.
Quiero imaginar que se me pasará, que dentro de unas semanas volveré a ser el malaleche de siempre y que encontraré de nuevo fuerzas para tirar del carro. Quiero aferrarme a esa esperanza, aunque en este momento me importa todo un carajo.
Espero que alejarme de todo esto durante un tiempo me devuelva la ilusión que ahora mismo (lo confieso) no sé cómo encontrar.
Un abrazo.
Ya he contado en otras ocasiones que me parece mentira (y hasta humillante) que haya que estar permanentemente pidiendo, mendigando unos cuantos euros para levantar un catálogo (y ruego que se me disculpe la inmodestia, pero las cosas son como son) exigente y de calidad.
Pues bien, hoy creo que algo se me ha roto dentro. No sé si es sólo fruto de la decepción o, por el contrario, se trata de otra cosa más profunda. Porque, si siempre tenemos que andar tratando de arañar de aquí y de allá para sacar cada libro, en los últimos meses se han encadenado unas cuantas espantadas que nos han dejado sin posibilidad de publicar absolutamente nada.
La última, la del consorcio de Cáceres 2016, ha sido la que peor me ha sentado. Y es que desde 2006 me he entrevistado con cuatro representantes distintos del consorcio para explicar cuatro veces en qué consistía nuestro proyecto. Resultaba agotador hablar con aquellas personas tan sonrientes por fuera que aseguraban que lo que les planteaba era muy interesante, pero que sus antecesores no les habían contado nada al respecto.
Mucha palmadita en el hombro y, al final, nada de nada.
Seguramente se deberá a que sigo siendo un ingenuo. El caso es que estaba convencido de que ahora iba a ser diferente. La representante del consorcio me pareció una persona más sensible y entendida. De hecho, me reconoció que, en el plano literario, la labor de la candidatura tenía que mejorar (según parece, la alcaldesa suspira por organizar algo parecido a Cosmopoética). Sin embargo, después de contar con un acuerdo verbal que prácticamente dejaba atado un compromiso por su parte (y después de informar a los autores de que sus libros estarían para esta próxima primavera), me encuentro con la triste sorpresa de que donde se dijo digo por lo visto toca decir Diego.
Y no lo entiendo.
Si se echa un vistazo a los poemarios que publica Cosmopoética y se compara con la antología que preparan los de Cáceres, se llega a una conclusión descorazonadora, no ya sólo por el continente (salta a la vista), sino sobre todo por lo que se refiere al contenido. Los nombres de los autores editados por la candidatura de Córdoba se encuentran entre lo mejor de la literatura internacional: Ferlinguetti, Ana Blandiana ... En cambio (y que conste que no quiero menospreciar a nadie, la verdad no puede ofender) entre la nómina de autores de la antología cacereña no se encuentra ninguno de los poetas extremeños (y son unos cuantos) cuya obra ha sido respaldada por la crítica, los premios importantes y las editoriales de prestigio. Eso por no hablar de que uno de los responsables de la antología (a mí me lo hizo) falta al respeto con calificativos que rozan el insulto si uno declina la invitación a aparecer en el libro. Por cierto, no sé si de esto están al tanto los del consorcio. Más que nada para que comprueben en manos de quién dejan una publicación que llevará el sello de la candidatura.
A lo mejor no debería afectarme tanto. Sin embargo, admito que ésta es la primera vez que me estoy planteando (y muy en serio) dejar el mundo editorial.
Quiero imaginar que se me pasará, que dentro de unas semanas volveré a ser el malaleche de siempre y que encontraré de nuevo fuerzas para tirar del carro. Quiero aferrarme a esa esperanza, aunque en este momento me importa todo un carajo.
Espero que alejarme de todo esto durante un tiempo me devuelva la ilusión que ahora mismo (lo confieso) no sé cómo encontrar.
Un abrazo.
No debes confiar en las instituciones públicas, es un error, un mucho más en tiempos de crisis. Nosotros somos artistas, lo nuestro es tener un pie fuera del mundo y el otro casi. Las negativas que recibes, seguramente, no son nada personal contra ti y Antonio, el orden de prioridades de las instituciones públicas es muy distinto al nuestro. Se te pasará.
ResponderEliminarNos vemos.
José María, el mundo político es una basura, y para ellos la cultura es nada.
ResponderEliminarNo lo entendemos hasta que no lo vivimos.
Tú, fuerza y adelante.
Estás muy por encima de eso.
Un fuerte abrazo.
Es la historia de siempre, amigo... yo he pasado por eso infinitas veces... y por otras cosas peores...
ResponderEliminarNo les des la alegría del desaliento. Ánimo.
Un fuerte abrazo.
Siempre es complicado pedirle peras al olmo, Chema. quiero decir que, con respecto a los políticos, como dice el dicho, "de donde no hay no se puede sacar". Y la cultura, para muchos de ellos consiste en sacarse una foto el día de la inauguración de la exposición del pintamonas de turno. Que no cunda el desánimo. No en alguien como tú. Littera y sus lectores necesitamos de vuestro ánimo y entusiasmo, que nos sigáis regalando esos magníficos autores que de otra forma vete a saber si hubieran caído en nuestras manos. Y ese, y no otro, es el espíritu que os anima tanto a Antonio como a ti. Que no se vuelva a repetir, no nos deis estos disgustos. A ver si vamos a tener que daros un empujón de los buenos.
ResponderEliminarAbrazos.
Aguanta, José María, aguanta. Como ya te han dicho, no les des la alegría de tu desaliento. Los políticos pasan. Los poetas quedan.
ResponderEliminarCuenta conmigo para lo que pueda aportar, si es que es algo. Un fuerte abrazo
La verdad es que no conocía esa "antología" de los poetas con Cáceres, y casi ninguno me suena. Su poesía, de lo más rancia, en fin, que los manes de José María Gabriel y Galán y lo rancio siguen presidiendo el gusto oficial de Cáceres, aunque, como tú dices, haya muchos buenos poetas por estos lares. Pero qué se le va a hacer, Cáceres es una ciudad donde la cultura NO interesa, salvo a unos pocos, ya lo he comentado en mi blog, y creo que lo mejor que podemos hacer es seguir cada uno trabajando por nuestra cuenta, sin pretender ser capital de nada. Ánimo, que ya sabes que en esta tierra abunda la ignorancia y la mala fe, pero más mérito tiene por tanto lo que en ella se logra.
ResponderEliminaramigo, perante os estados só há duas soluções: resistir ou desistir. Penso que deves escolher a resistência. Abração sempre ao teu dispor do Ruy ventura
ResponderEliminarJosé María, por lo menos tus servidores públicos de las instituciones culturales no tienen denuncias por parte de derechos humanos por traficantes de personas: http://www.radio.larnr.org/?p=15043 la institución cultural más grande del noroeste de méxico está, en este momento bajo la dirección de un posible criminal. Pero bueno a trabajar que es nuestra única arma.
ResponderEliminarNo se me desanime!
Cuídeseme y ten en mente que desde acá se te apoya.