La poeta A presenta el
recital. El público lo conforman la poeta B, la poeta C, la poeta D, la
poeta E, la poeta F y un joven con cara de ser el novio de cualquiera de
las letras anteriores.
Sucesivamente, las poetas arriba citadas se van turnando en el uso del micrófono y de las
sillas del selecto auditorio.
Al final, posan todas juntas (el presunto
novio o es el fotógrafo o ha desaparecido) muy sonrientes y satisfechas por haber conectado
tan bien con los asistentes.
¿Y os deleitó el bate con sus creaciones?
ResponderEliminarMejor sería que el público de la poesía fuera el que llena los estadios de fútbol cada Domingo pero desde que yo tengo uso de razón los asistentes a los recitales de poesía han sido siempre los propios poetas, la gente que ama la poesía en general o adora a un/a de los que escribe poesía y está allí por parentesco (lo cual ni impide que esé a la vez lleno de gozo y emoción). A lo mejor de vez en cuando cae por el acto algún raro o tímido porque siente que entre esa escasa gente hay alegría, belleza y también mucha verdad. No veo nada malo en lo que pareces denunciar, ni de que al final haya fotos y sonrisas. Y si se tercia cervezas, gin tonics, besos...
ResponderEliminarJavier, más que una denuncia se trata sólo de una reflexión acerca de la endogamia.
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