Anoche llegamos a casa con los dos niños dormidos en el coche. Estaban agotados. Pero creo que también muy contentos. No han parado ni un segundo. En tres días han montado en ferry, en tren, en tranvía e incluso en un caballito de tiovivo. Han ido al Oceanario y han aprendido alguna palabra en portugués.
Cada vez que voy a Lisboa me vuelvo con la sensación de que esa es la ciudad en la que me gustaría vivir. Además, en esta ocasión tuvimos la suerte de ir con Yolanda y Juan Carlos, que nos enseñaron rincones de esos a los que solo van los lisboetas. La terraza del Noo Bar está entre las favoritas de Yolanda.
Miedo me da traducir este cartel.
A Irene le sigue encantando que la lleve en la mochila.
La tierra a veces no es redonda.
Lisboa desde la terraza del Ponto final.
Irene, Manu y Chose en el Oceanario.
Foto de grupo como fin de fiesta.
"Quen non foi a Lisboa
ResponderEliminarnon veu cousa boa"
decimos los gallegos.
Yo es una visita que tengo pendiente. Ver tus fotos me anima todavía más.
Joooo... que bonitas fotos, Chema. Haces que los malos recuerdos que tengo de Lisboa se queden en el olvido. Me han encantado. Bs
ResponderEliminarHola Txus, no puedo creer que tengas malos recuerdos de Lisboa. Piensa bien, seguro que era otra ciudad.
ResponderEliminarO cartaz tem história:
http://www.cmjornal.xl.pt/detalhe/noticias/outros/domingo/jardim-das-pichas-murchas
Apenas um erro, é Noo Bai
Não te perdoo... A trinta quilómetros deste amigo e nada disseste? Abraço!
ResponderEliminarRuy