Normalmente, habitamos el anverso de la vida. Hasta que, de pronto, algo sucede que nos pone cabeza abajo y nos planta en el reverso de las cosas, donde, aunque el decorado es el mismo, nosotros ya no lo somos.
Llevo una semana disimulando, añadiendo entradas a este blog como si no hubiera pasado nada, como si realmente me importase lo que en él he incluido, como si seguir escribiendo en él aportase a mi vida la normalidad que me falta desde hace una semana. Justo desde que llevamos a Irene a la revisión de los dos años y el pediatra nos contó que quizá la niña tuviese algún problema y que había que someterla a un montón de pruebas.
Ahora mejor que nunca comprendo a Chose cuando decía que sólo cuando se tienen niños se sabe de verdad lo que es el miedo.
Y tanto.
Llevo una semana disimulando, añadiendo entradas a este blog como si no hubiera pasado nada, como si realmente me importase lo que en él he incluido, como si seguir escribiendo en él aportase a mi vida la normalidad que me falta desde hace una semana. Justo desde que llevamos a Irene a la revisión de los dos años y el pediatra nos contó que quizá la niña tuviese algún problema y que había que someterla a un montón de pruebas.
Ahora mejor que nunca comprendo a Chose cuando decía que sólo cuando se tienen niños se sabe de verdad lo que es el miedo.
Y tanto.
Yo sé lo que es el miedo, hermano, y te comprendo como no te imaginas... los hijos lo hacen grande, inmenso, inabarcable...
ResponderEliminarOs deseo lo mejor, lo mejor.
Un fuerte abrazo a los cuatro.
Con los hijos se descubre cómo de grande puede llegar a ser el miedo pero también la fortaleza para luchar por ellos.
ResponderEliminarMuchos ánimos.
Querido amigo, no me gustaría utilizar palabras para decirte que estoy a vuestro lado...contad con mis mejores vibraciones, mis mejores sentimientos para vosotros y especialmente para Irene. Un abrazo amigo. Tino
ResponderEliminarte envio un beso enorme para Chose y para tí y todo mi amor y soplo de suerte para tu hija. Ahora más que nunca debeis estar unidos y luchar.
ResponderEliminarLos niños son muucho más fuertes que nosotros, son luchadores innatos.
ResponderEliminarVerás como todo saldrá bien, os lo deseo de corazón.
Un abrazo