sábado, 25 de abril de 2009

El anverso y el reverso

Normalmente, habitamos el anverso de la vida. Hasta que, de pronto, algo sucede que nos pone cabeza abajo y nos planta en el reverso de las cosas, donde, aunque el decorado es el mismo, nosotros ya no lo somos.
Llevo una semana disimulando, añadiendo entradas a este blog como si no hubiera pasado nada, como si realmente me importase lo que en él he incluido, como si seguir escribiendo en él aportase a mi vida la normalidad que me falta desde hace una semana. Justo desde que llevamos a Irene a la revisión de los dos años y el pediatra nos contó que quizá la niña tuviese algún problema y que había que someterla a un montón de pruebas.
Ahora mejor que nunca comprendo a Chose cuando decía que sólo cuando se tienen niños se sabe de verdad lo que es el miedo.
Y tanto.

5 comentarios:

  1. Yo sé lo que es el miedo, hermano, y te comprendo como no te imaginas... los hijos lo hacen grande, inmenso, inabarcable...
    Os deseo lo mejor, lo mejor.

    Un fuerte abrazo a los cuatro.

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  2. Con los hijos se descubre cómo de grande puede llegar a ser el miedo pero también la fortaleza para luchar por ellos.
    Muchos ánimos.

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  3. Querido amigo, no me gustaría utilizar palabras para decirte que estoy a vuestro lado...contad con mis mejores vibraciones, mis mejores sentimientos para vosotros y especialmente para Irene. Un abrazo amigo. Tino

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  4. te envio un beso enorme para Chose y para tí y todo mi amor y soplo de suerte para tu hija. Ahora más que nunca debeis estar unidos y luchar.

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  5. Los niños son muucho más fuertes que nosotros, son luchadores innatos.
    Verás como todo saldrá bien, os lo deseo de corazón.
    Un abrazo

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