La librería El Buscón es uno de los escasísimos oasis en los que los enamorados de los libros (enamorados mejor que amantes, que siempre es más efímero) pueden calmar la sed cuando pasan por Extremadura. Está en Cáceres. Y, aunque un tanto apartada, el viajero que pregunte por ella la encontrará ( eso espero) con relativa facilidad. Es lo que tienen las pequeñas capitales de provincia: que todo el mundo conoce a (casi) todo el mundo.
Su dueño, Antonio, es un ejemplo de lo que debe ser un librero. Conoce al dedillo el género que vende, es un lector fino y está atento a cualquier recomendación que se le haga. De hecho, así, poco a poco, ha logrado que en su local se encuentren títulos de editoriales minoritarias pero con catálogos jugosísimos.
El otro día me contaba que andaba algo preocupado con la organización de la próxima feria del libro. Según parece, este año el ayuntamiento ha decidido dar de lado al gremio de libreros (que son los que a la postre dan el callo) e imitar el modelo de feria que se celebra en Badajoz; esto es, gastarse cerca de ciento ochenta mil euros (que fue lo que costó la última edición) para que el grupo Planeta traiga a sus famosillos a llevárselo en crudo.
Esperemos que el ayuntamiento se avenga a razones y deje que los que saben se encarguen de todo.
O eso o si no que por lo menos se obligue (por contrato) a Boris Izaguirre a cerrar la presentación de su futura última novela bajándose los pantalones.
Su dueño, Antonio, es un ejemplo de lo que debe ser un librero. Conoce al dedillo el género que vende, es un lector fino y está atento a cualquier recomendación que se le haga. De hecho, así, poco a poco, ha logrado que en su local se encuentren títulos de editoriales minoritarias pero con catálogos jugosísimos.
El otro día me contaba que andaba algo preocupado con la organización de la próxima feria del libro. Según parece, este año el ayuntamiento ha decidido dar de lado al gremio de libreros (que son los que a la postre dan el callo) e imitar el modelo de feria que se celebra en Badajoz; esto es, gastarse cerca de ciento ochenta mil euros (que fue lo que costó la última edición) para que el grupo Planeta traiga a sus famosillos a llevárselo en crudo.
Esperemos que el ayuntamiento se avenga a razones y deje que los que saben se encarguen de todo.
O eso o si no que por lo menos se obligue (por contrato) a Boris Izaguirre a cerrar la presentación de su futura última novela bajándose los pantalones.
Pero la feria del libro todavía no es... no?
ResponderEliminar(me sonaba que era en primavera).
Por cierto, me "jharté" a buscar un poemario tuyo por medio Madrid y me dijeron que está descatalogado.
Feliz cumple -con retraso-
(y perdón por la intromisión)
Gracias por tu interés. Y por tu felicitación. Por cierto, no creo (que más quisiera) que ninguno de mis modestos libros esté descatalogado. Así que si me dices de qué título se trataba y me proporcionas una dirección, trataré de enviártelo. Un saludo.
ResponderEliminarAy, perdón! Tienes razón, dije descatalogados y quería decir agotados ("edición agotada desde hace tiempo", eran las palabras justas). Busqué "Las ciudades de la llanura" y "El árbol sin sombras", pero nada...
ResponderEliminarDe todas formas, antes de molestarte a ti, ¿no sabrías de ningún sitio aquí, en Madrid, donde pueda encontrar algo tuyo?
Eres muy amable. Gracias!
Un saludo.
Si ya me costaba creer que estuviesen descatalogados, lo de que están agotados me resulta completamente increíble. Sobre todo porque (al menos en el caso de "Árbol sin sombra") me consta que no es cierto. En ambos casos la tirada fue de 1000 ejemplares. Pues bien, del libro de Algaida (eso pone en el informe que me mandan todos los años) quedan en el almacén cerca de 800. Y en el de "Las ciudades de la llanura" me figuro que tampoco será muy distinto, aunque dentro de unos meses Ediciones Trashumantes sacará una edición aumentada y revisada. Gracias de nuevo por tu interés. Un saludo.
ResponderEliminar