Vivo en una ciudad pero trabajo en otra. Setenta kilómetros de distancia que me producen una sensación de esquizofrenia permanente. La autovía de Cáceres a Mérida. Todos los días. Ida y vuelta. Dos vidas simultáneas. Las personas (entre ellas algunos amigos) con las que trato por las mañanas; Chose y los niños por las tardes. La teoría de los vasos comunicantes a veces no se cumple.
Llevo además dos años seguidos con un horario nefasto que me obliga pasarme en Mérida unas cuantas horas muertas. La de los jueves al menos la aprovecho para darme un garbeo por las librerías. Me gusta, sobre todo, Punto aparte. María, su dueña, siempre de buen humor, se queja (resignada) de aquel desorden de cajas sin abrir, novedades por colocar y libros revueltos y revolviéndose. A mí su librería me encanta, entre otras cosas, precisamente por eso, por ese caos que la convierte en un lugar verdaderamente humano, un espacio a medio hacer y jamás hecho por completo.
Cuando le pedí que sonriese para la foto, no tuvo que esforzarse.
Llevo además dos años seguidos con un horario nefasto que me obliga pasarme en Mérida unas cuantas horas muertas. La de los jueves al menos la aprovecho para darme un garbeo por las librerías. Me gusta, sobre todo, Punto aparte. María, su dueña, siempre de buen humor, se queja (resignada) de aquel desorden de cajas sin abrir, novedades por colocar y libros revueltos y revolviéndose. A mí su librería me encanta, entre otras cosas, precisamente por eso, por ese caos que la convierte en un lugar verdaderamente humano, un espacio a medio hacer y jamás hecho por completo.
Cuando le pedí que sonriese para la foto, no tuvo que esforzarse.
Saludos, amiga, desde Plasencia. Echo de menos los buenos ratos en tu librería.
ResponderEliminarA ver, a ver Sr. Cumbreño...(aunque por edad te puedo tutear), que por esas tierras de mi alma estáis muy mal acostumbrados... que yo tardo una hora en metro desde mi casa al trabajo, eh?!
ResponderEliminarY sabes que de Mérida a mi pueblo hay veinte minutos de distancia? - por la carretera nueva- jeje, qué cerquita estás!
con todo lo que cuentas en este casi diario le entran a uno unas ganas irrefrenables de darse una vuelta por esa extremadura del mundo.
ResponderEliminarUn beso
José María Cumbreño, puntual a tu llamado vengo a visitarte, por fortuna (por lo lejos) es de manera virtual, ya que nos separa un oceano (literalmente).
ResponderEliminarVendré a diario (casi).
Un abrazo desde la montaña.
Sergio Astorga
No sé cómo ha dado con mi blog. Supongo que lo lee. Me gusta también este pero lo enlazo desde otro que tengo:http://desoxido.blogspot.com/
ResponderEliminarDe éste me hago seguidor.
Saludos.
Gracias por enviarme un correo donde me confiesas tu irresistible tentación a publicar un blog. Ánimo y suerte, bloguero. Un abrazo. Por cierto, me gusta tu blog poético. Yo también soy apasionado de la poesía y soy licenciado en Filología hispánica.
ResponderEliminarAcabo de enterarme de tu blog. Como me gusta más que lo suficiente, te sigo. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por tu invitación. Dejé un comentario ayer, pero parece que no se grabó. En él decía que yo tuve que soportar el trayecto Sevilla-Palos de la Frontara a diario durante seis años y al llegar allí no había ni una sola librería en la que poder consolarme en las horas muertas, así que imagínate. Pero ánimo, que de todo se sale, te lo digo por experiencia. Un abrazo.
ResponderEliminar