En primer plano, Luis Sepúlveda. A su lado, Antonio Sáez Delgado.Acaba de cerrarse el X Congreso de la Asociación de escritores extremeños. La organización ha sido impecable. El lugar era cómodo, tranquilo y amplio. Este año, además, se han tenido en cuenta detalles como la inclusión de un expositor con libros de autores y editores extremeños.
El público llenó la sala
Lo mejor, de largo, fueron la conferencia de Luis Sepúlveda el sábado por la mañana (sencillamente magistral) y la mesa redonda de la tarde, compuesta por tres autores hispanoamericanos que nos enseñaron a todos lo que es la verdadera literatura.
Por cierto, me consta que una de las mayores sorpresas (agradables) del congreso la ha dado Luis Arturo Guichard, un escritor de categoría cuyo primer poemario en España (Nadie puede tocar la realidad) lo ha publicado Litteratos.Sin embargo, no sé, mientras escribo estas líneas, tan reciente todo aún, siento un sabor agridulce en la boca. Por no reconocer directamente que es amargo. Porque, a ver, a mí lo del nacionalismo (en todos los ámbitos, pero más en el literario) me importa un pimiento. O sea, que lo de realizar distinciones entre escritores extremeños, murcianos o de la Conchinchina me parece absurdo. Lo que sucede es que, puestos a intentar describir lo que se escribe en Extremadura, creo que este congreso no ha respondido a lo que debe exigírsele al acto más importante de la Asociación de escritores extremeños. Paso a explicarme. O a intentarlo al menos.
Las conferencias y mesas redondas que conformaban el grueso del programa han sido, cómo no admitirlo, de interés. Algunas incluso de mucho interés. No obstante, hubiesen resultado más oportunas en unas jornadas sobre literatura hispanomericana, así, en términos generales. Porque de este congreso (que se celebra cada cuatro años, no lo olvidemos) tengo la sensación de que hay que esperar más. O, por lo menos, algo diferente.
Antonio, de la librería El Buscón
En otras ediciones, en el programa había un grupo de conferencias que trataban de levantar acta de las publicaciones producidas por autores extremeños durante los últimos cuatro años. Y, gustasen más o menos, ayudaban a aclarar el panorama literario en Extremadura. Claro, eso implicaba resaltar unos nombres y silenciar otros, lo que algunos miembros de la asociación (justo aquellos a los que no se citaba) parecían no llevar nada bien. Y, lo siento, pero es que tiene que ser así. En el mundo del arte, establecer jerarquías y grados no sólo resulta inevitable, sino que es necesario si se quiere distinguir el grano de la paja. Y, que yo sepa, la asociación que ha organizado este congreso es de escritores y no una ONG. Que no, que a mí nunca me ha ido lo del café para todos.
Con mi admirado Luis Arturo Guichard
Lo digo porque, con esto de tratar a todo el mundo por igual para que nadie sienta herido su ego, se producen situaciones que en absoluto ayudan al fomento de la creación literaria. La consecuencia es que, por unos motivos u otros, éste ha sido el congreso de las ausencias. Enumero algunos de esos escritores necesarios que sí que viven y escriben en Extremadura y que no han asistido (cuando ellos deberían haber sido, por justicia, los protagonistas, ya que han escrito los mejores libros de estos cuatro años):
- Álvaro Valverde (Visor, Seix Barral, Tusquets, Hiperión).
- Gonzalo Hidalgo Bayal (Tusquets).
- Eugenio Fuentes (Tusquets).
- Basilio Sánchez (Visor, Calambur, Pre-textos).
- Diego Doncel (Visor, Tusquets, Mondadori).
- Santos Domínguez (Algaida).
- Jesús Sánchez Adalid (la figura más relevante de la novela histórica en España).
- Antonio Orihuela (traducido a más de seis idiomas y autor de cerca de treinta libros)
- Irene Sánchez Carrón (Hiperión).
- José Antonio Zambrano (Calambur).
- Diego González (Algaida, Ellago).
- Antonio López Peláez (Mondadori).
- Antonio Reseco (Calambur).
- Daniel Casado (Pre-textos).
Juan Ramón Santos
Pues bien, ninguno de ellos ha estado en el congreso. Es cierto que Gonzalo Hidalgo Bayal no ha asistido debido a una reciente operación, pero de los demás ni rastro. Se me podrá objetar que no han ido porque no han querido, que invitados estaban y que, de haberlo deseado, contaban con la posibilidad de dar una comunicación de ocho generosos minutos. Ya. En mi humilde opinión, tenían que haber sido los organizadores los que les hubiesen ofrecido la oportunidad de sentarse en la mesa redonda de autores extremeños del domingo por la mañana.
Mesa redonda de autores hispanoamericanos
Porque ésa es otra. De los cuatro autores extremeños de la mesa redonda ninguno vive en Extremadura. Y alguno que otro no lo ha hecho prácticamente nunca.
Y, vuelvo a lo del principio, a mí lo del carnet de identidad me trae al pairo. Pero, ya que hablamos de escritores extremeños, que lo sean de verdad, que vivan y escriban aquí, soportando las carreteras, la incomunicación y el aislamiento que hemos padecido hasta hace nada. Las cosas como son. No tiene el mismo mérito publicar en Visor cuando uno vive en Cáceres que si es vecino de Madrid o Barcelona.
Todo esto del lugar de donde se sea o donde se viva carecería de importancia si no fuera por el hecho de que creo que desfigura el retrato de lo que es la literatura producida en Extremadura justo en el momento en que en la región se concentra el mayor número de autores que publican en editoriales de prestigio.
Una pena.
Y que conste, ya lo he repetido en otras ocasiones, que las personas que dirigen la Asociación me merecen todo el respeto, pues es gente trabajadora y con talento. Simplemente, me hubiese gustado que las cosas hubiesen sido de otra manera.
Elías Moro
Mesa redonda de autores extremeños
El maestro Antonio Gómez