No voy a andarme con rodeos. Estoy hasta el moño de que la dichosa crisis se utilice como excusa para eliminar todo lo que tenga que ver con la cultura. Porque se habla mucho de los vergonzosos tijeretazos que se están dando (o se darán) en la sanidad y la educación, aunque no tanto de las barbaridades que se están cometiendo en el campo cultural. Aquí, por poner sólo algunos ejemplos, se han hecho desaparecer el Plan de Fomento de la Lectura y los Premios Extremadura a la creación, el presupuesto de la Editora Regional se ha reducido un 60 por ciento y se ha dejado reducidas las Aulas literarias a la mínima expresión.
Vamos, lo de siempre. Que se ve que la cultura es un mero ornato, algo accesorio y superfluo de lo que se puede prescindir sin problemas llegado el caso.
Una nueva prueba de ello aparece en El Periódico Extremadura de hoy. En la sección de Badajoz, el alcalde afirma que los recortes del ayuntamiento afectarán a las ayudas que se conceden a las asociaciones, a las actividades de ocio y a "algo" de cultura, ya que, según él, hay que recortar "en las cosas que no son eminentemente esenciales en la vida de los ciudadanos".
Se ve que luego quiso matizar y arreglar en parte semejante estropicio. Sin embargo, volvió a vérsele el plumero cuando soltó que "la cultura es muy importante", pero que más lo son los bomberos, la limpieza, la iluminación, los autobuses urbanos o poner remedio a los baches de las calles.
Visto lo visto, propongo que, para dar cuerda a la economía del país, se cierren edificios tan inútiles como las bibliotecas públicas y, en su lugar, se construyan decenas de Carrefoures. Mucho mejor nos iría a todos.
Dónde va a parar.