Anoche me llamó por teléfono Javier Sánchez Menéndez, el director de La isla de Siltolá, para contarme que, antes del próximo verano, aparecerá en su editorial la antología de un servidor en la que se hace un repaso (y, en algunos casos, revisión) de la poesía que he perpetrado desde 1998. No puedo negar que estoy loco de contento. La parte por el todo (ése es el título de la antología) tendrá la suerte de publicarse en una editorial de la que me confieso enamorado. Como niño con zapatos nuevos. Muchísimas gracias por la confianza, Javier.
Esta mañana Irene y yo hemos ido a dar una vuelta por el Paseo de Cánovas para echar un vistazo a una especie de exposición organizada por la Junta para (se supone) mostrar lo que esta región ha avanzado en los últimos años.
De largo, lo mejor ha sido encontrarme allí con Verónica Conejo y José María Lama. A ambos los conocí hace unos diez años, cuando di clases en Zafra. A Verónica tuve la suerte de tenerla como alumna. A Jose María lo traté fundamentalmente gracias al aula literaria de Zafra.
Me ha encantado volver a verlos y charlar un rato con ambos. Después me volví a casa preso de un ataque de extremeñidad que me obligó a echarme una siesta.
Abraham Gragera, uno de los jóvenes poetas más interesantes de la actualidad, ha abierto blog propio. Una noticia espléndida para los amantes de la buena poesía.
He estado en Baeza dos veces. Y las dos he terminado visitando el aula del instituto en la que Antonio Machado dio clases de francés durante varios años. Machado nunca fue feliz en Baeza, aunque allí escribió algunos de sus poemas más conocidos. A mí siempre me ha gustado imaginarme qué se le pasaría por la cabeza en aquella esquina del mundo. Porque Baeza es un lugar precioso, de eso no hay duda, pero en la época en la que Machado vivió allí aquello significaba para un artista poco menos que el destierro. No sé. Supongo que la historia de Machado en Baeza me atrae tanto , entre otras razones, por el hecho de que uno también se dedica a la enseñanza. Casi desde el principio de la historia de la educación ha habido maestros y profesores que, además, eran artistas. Y más de uno ha tenido que padecer la indiferencia de los que le rodeaban. Y, hombre, es cierto que ahora no dan con sus huesos en el mismo lugar que Fray Luis, sin embargo, por desgracia, en esta época en la que se supone que el ser humano sabe mucho más que sus antepasados, los artistas a los que se les ocurre dedicarse a la enseñanza no disfrutan de ninguna consideración especial. Tengo varios amigos que son profesores en distintos institutos de España. Y la mayoría me cuenta lo mismo: que todo son pegas cuando los invitan a leer a alguna parte (aunque se trate de otro instituto), que nadie les agradece que lleven la revista del centro, que no se tiene en cuenta que la tele y los periódicos hayan sacado de paso al instituto al ir a entrevistarlos a ellos, que sus alumnos disfrutan del conocimiento de otros escritores por mediación suya ... Etcétera, etcétera, etcétera. Imagino que este desprecio por el arte y los artistas responde al espíritu de este tiempo en que las humanidades no constituyen sino un mero adorno. Lo que ocurre es que resulta triste que ni siquiera en los centros educativos pintar o escribir se considere un mérito. A pesar de que, se pongan como se pongan, objetivamente, contar con un escritor de cierto nombre en el claustro represente un beneficio para el instituto o colegio de turno. En esta aula enseñó lengua francesa don Antonio Machado.
A pesar de su tamaño, es el más cruel de los espejos. O el más sincero, según se mire. Su principal utilidad no es reflejar el rostro de quien lo contempla, sino mostrarle insistentemente, al tiempo que cree que avanza, lo que ha dejado atrás.
II
RELOJ
Mecanismo que produce un movimiento circular, continuo y uniforme al que por convención se asigna la capacidad de señalar de forma exacta todo lo que el tiempo no es.
III
LA HUCHA
Alcancía que se emplea para guardar dinero. Las de toda la vida estaban hechas de barro y tenían forma de cerdito. Poseen una sola hendidura por donde se introducen las monedas. Al llegar el ser humano a determinada edadla reemplaza por una libreta de ahorros en cualquier banco. Bueno, una o más de una. Sólo rompiéndola es posiblerecuperar lo que se mete en ella.
No hay otra forma.
Ni entonces ni ahora.
LA PEONZA
Juguete de madera del tamaño de un huevo. Posee una punta sobre la que gira merced al impulso producido por el latigazo de una cuerda que, previamente, se ha enrollado a su alrededor. La gracia radica en lograr que la peonza esté dando vueltas el mayor tiempo posible.
Con la práctica se adquiere cierta habilidad.
Pero no tanta como para impedir que al final se detenga.
CELOSÍA
Enrejado de listones de madera que, al igual que la memoria, los sueños y los libros, permite ver a través de él sin ser visto.
MONEDAS
Piezas redondas de metal (precioso o no) en las que se imprime la imagen del soberano o el símbolo del estado en cuyo nombre se acuñan y que sirven para designar el valor de las cosas.
De todas las cosas.
Lo que quizá explique que, de vez en cuando, algunas aparezcan en los bolsillos de los abrigos que llevamos años sin ponernos.
Aunque nosotros no recordemos haberlas dejado allí.
EL COLADOR
La mujer del pescador cuela el agua antes de beberla para no soñar por la noche con tempestades y naufragios.
EL ANILLO
Aro que se lleva en los dedos de la mano, sobre todo para adornarlos.
Ponérselo resulta fácil.
Quitárselo no tanto.
LLAVE
Instrumento que abre o cierra una puerta.
En plural (las llaves) hace referencia a las de casa.
Dos juegos.
Quedamos en que te pasarías a recoger tus cosas cuando yo no estuviese.
Avísame antes.
Y que luego me las dejarías encima de la mesa.
YOYÓ
Metáfora infantil de la soledad.
EL CENICERO
Recipiente donde se depositan la ceniza y los restos del cigarro.
Yo no fumo.
Lo que no impide que en casa tenga unos cuantos.
Recuerdo de Torremolinos.
Me gustaba verlos llenos de colillas manchadas de carmín.
LOS PENDIENTES
Sólo te ponías uno.
El otro me lo diste.
Es una turquesa auténtica.
Ayer me lo encontré por casualidad en el cajón de la mesilla de noche. Entre tus cartas.
Me costó recordar de qué color tenías los ojos.
BOYAS
Mi padre me las hacía con los tapones de corcho.
Luego se pintaban.
¿Lo ves, Jose? El sedal se mete por aquí.
A mí me gustaban más que las de las tiendas.
Mucho más.
EL TENTETIESO
Muñeco en cuya base lleva oculto un contrapeso, de tal manera que, por mucho que se intente tumbarlo, vuelve una y otra vez a quedar de pie.
Una y otra vez.
A mí me regalaron uno con forma de payaso. Como ocurre con cualquier niño, me aburrí a los dos días. Lo que dura la novedad.
No lo vi más. Acabaría en el trastero, mezclado con el resto de juguetes viejos. O en la basura.
En cambio, últimamente no dejo de acordarme de él.
Tenía pintadas una flor enorme y una bocina.
Yo lo empujaba para que se cayese.
Él se levantaba y me sonreía.
Una y otra vez.
LÁPIZ
Barra de grafito que se introduce en un cilindro de madera y cuya principal utilidad es escribir o dibujar.
Es frecuente emplearlo para iniciarse en el manejo de las primeras letras.
No obstante, hay personas que, por muy habituadas que estén al bolígrafo o la pluma estilográfica, lo prefieren cuando escriben ciertas cosas, fundamentalmente nombres de otras personas.
Al fin y al cabo, lo que se anota con un lápiz, llegado un momento, siempre se puede borrar.
DEDAL
Y cree quien cose que con él evitará pincharse.
RED
Aparejo en el que, en ocasiones, entre el resto del pescado, queda atrapado alguno de esos peces ciegos que vive en los abismos.
RUEDA
Del latín rota.
Principio de la insatisfacción humana.
Véase huir.
Consecuencia y origen de la constante melancolía de los hombres por no estar en otra parte.
LA COMETA
Un antiguo emblema oriental sentencia que quien consigue hacerla volar se conoce mejor a sí mismo, pues la cometa ni se entrega por completo al viento ni abandona del todo el suelo.
VASO
1
El vaso no es la transparencia: imita la del líquido que contiene.
2
Pero incluso el agua más pura adopta la forma del recipiente.
3
De ahí que, después de beber, lo mejor sea romper el vaso contra el suelo.
CAMA
Mueble donde el niño sueña, el joven fantasea, el adulto duerme y el viejo recuerda.
MALETAS
Cada vez que tengo que hacer la maleta, me sorprendo doblando la ropa tal y como tú me enseñaste.
(De De los espacios cerrados, Fundación José Manuel Lara, 2006)
Leo en una página de internet una noticia en la que se anuncia, para el once de septiembre, el fallo de los premios Ciudad de Mérida de novela y poesía. Incluso se revela el nombre de las personas que componen los jurados y las comisiones lectoras. No deja de sorprenderme que a dos figuras de primera fila en el mundo de la poesía como Antonio Orihuela y Antonio Gómez se les relegue al papel de actores secundarios, pues forman parte de la comisión de lectura y no del jurado. Por el contrario, en este último uno se encuentra con gente que no tiene ni la tercera parte de los libros de cualquiera de los dos Antonios. Como en cualquier ámbito de la vida, también en el universo de los premios de poesía existe la figura del jurado profesional. A mí eso siempre me ha parecido empobrecedor, porque, cuando los mismos nombres aparecen en la mayor parte de los premios, lo que se propicia es la imposición de una determinada estética sobre otras. Por lo visto, en Mérida tampoco han sabido evitar la tentación de contratar a alguno de estos profesionales de la plica. Lo de los dos Antonios es sangrante, pero, por desgracia, en esta región el ninguneo a los artistas de verdad es algo frecuente. Recapitulemos. En Extremadura en la actualidad se convocan cuatro premios de poesía importantes: en Badajoz (Algaida), Cáceres (DVD), Mérida (DVD) y Almendralejo (Pre-textos). Y, ya lo he dicho más veces, se da la circunstancia de que aquí vive un puñado de poetas de prestigio que publican en las mejores editoriales. Pues bien, en casi todos los casos citados se prefiere al escritor orquesta que, eso sí, no aspira las haches. Se ve que en esta tierra, para según qué cosas, seguimos padeciendo el complejo de inferioridad que heredamos de nuestros abuelos. Si en otras regiones viviesen poetas que, como es el caso de Extremadura, publican en Hiperión, Visor, Pre-textos, Calambur, Renacimiento o Algaida, sin duda se contaría con ellos para muchísimas más cosas. Luego nos quejaremos de que, poco a poco, todos terminen marchándose a Madrid.
El trece de septiembre verán la luz dos nuevos libros de Julián Rodríguez, en este caso en la prestigiosa editorial Errata Naturae. De mi admiración por la obra de Julián Rodríguez ya he hablado varias veces en este blog. Pero no me parece que esté de más volver a insistir en el lujo que para Extremadura representa contar con un escritor (y editor) como él. Lo suyo es puro cosmopolitismo. Literatura moderna y actual que, sin embargo, usa materiales sacados de lo más cercano. Enhorabuena, Julián.