Víctor Manuel Jiménez Andrada
Termina el curso. Para mí éste es el verdadero fin de año. Así que, el balance que suele realizarse en diciembre, los que nos dedicamos a la enseñanza sospecho que lo hacemos cuando llega junio.
Vivo en una ciudad de menos de cien mil habitantes. Pero con campus universitario (incluida una facultad de letras), escuela de idiomas y una docena de institutos. Con todo, la actividad literaria de Cáceres, de unos años a esta parte, no la cultiva ninguna de las instituciones anteriores. Mucho menos el ayuntamiento. El Aula José María Valverde permanece como un islote en medio de la tormenta, aunque me temo que cada vez con más vías de agua abiertas.
Jesús María Gómez y Flores
Menos mal que han surgido dos asociaciones culturales sin ánimo de lucro que se atreven a agitar el mundillo cultural de este páramo. Me refiero a Norbanova y Letras Cascabeleras. O lo que es lo mismo: Jesús María Gómez y Flores y Víctor Manuel Jiménez Andrada. Las cosas como son: de no haber sido por actividades como el Aula de la palabra o las lecturas de Letras en los jardines el aire habría sido totalmente irrespirable. De todos modos, el entusiasmo y energía de las personas tienen un límite, por lo que espero que las instituciones dejen de hacerse las remolonas y vuelvan a tirar del carro de la cultura de esta región. Que buena falta nos hace. Y también ésa es su obligación.
Mientras tanto, gracias, Jesús; gracias, Víctor.