martes, 18 de mayo de 2010

El Cristo y la feria del libro de Badajoz


El sábado fuimos a comer a Elvas. En el restaurante El Cristo, la zapateira estuvo tan deliciosa como de costumbre. Eso sí, antes de entrar, no nos pudimos resistir a una Sagres fría en este curioso bar portátil.



Después de la comida, Irene y yo estuvimos dando de comer a los patos .



Por la tarde, ya de vuelta, nos dimos un garbeo por la feria del libro de Badajoz. El continente estaba muy cuidado. De hecho, en la caseta de información había unas azafatas muy sonrientes que se diría recién salidas de la plantilla de Iberia. En cambio, lo esencial (es decir, el contenido) resultó decepcionante.
Porque, si en ediciones pasadas la feria del libro de Badajoz se limitaba a promocionar a los autores de Planeta (unos 180.000 euros costaba la broma), este año se ve que la crisis pecuniaria conlleva también una crisis de imaginación. No se explica de otra forma que la ciudad más importante de Extremadura organice una feria cuyo programa lo alimenten únicamente presentaciones de libros y editoriales locales. Un desastre, vaya.
Y no, no hace falta mucho dinero para organizar algo digno. Lo único que se precisa es que se deje que personas que de verdad entiendan de literatura sean los que se encarguen de urdir el programa. Pero, claro, me temo que eso, aquí, es pedir un imposible. Pues nada: sigamos vendiendo libros al peso.

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