martes, 7 de septiembre de 2010

Acerca de los poetas profesores


He estado en Baeza dos veces. Y las dos he terminado visitando el aula del instituto en la que Antonio Machado dio clases de francés durante varios años. Machado nunca fue feliz en Baeza, aunque allí escribió algunos de sus poemas más conocidos. A mí siempre me ha gustado imaginarme qué se le pasaría por la cabeza en aquella esquina del mundo. Porque Baeza es un lugar precioso, de eso no hay duda, pero en la época en la que Machado vivió allí aquello significaba para un artista poco menos que el destierro.
No sé. Supongo que la historia de Machado en Baeza me atrae tanto , entre otras razones, por el hecho de que uno también se dedica a la enseñanza.
Casi desde el principio de la historia de la educación ha habido maestros y profesores que, además, eran artistas. Y más de uno ha tenido que padecer la indiferencia de los que le rodeaban. Y, hombre, es cierto que ahora no dan con sus huesos en el mismo lugar que Fray Luis, sin embargo, por desgracia, en esta época en la que se supone que el ser humano sabe mucho más que sus antepasados, los artistas a los que se les ocurre dedicarse a la enseñanza no disfrutan de ninguna consideración especial.
Tengo varios amigos que son profesores en distintos institutos de España. Y la mayoría me cuenta lo mismo: que todo son pegas cuando los invitan a leer a alguna parte (aunque se trate de otro instituto), que nadie les agradece que lleven la revista del centro, que no se tiene en cuenta que la tele y los periódicos hayan sacado de paso al instituto al ir a entrevistarlos a ellos, que sus alumnos disfrutan del conocimiento de otros escritores por mediación suya ...
Etcétera, etcétera, etcétera.
Imagino que este desprecio por el arte y los artistas responde al espíritu de este tiempo en que las humanidades no constituyen sino un mero adorno. Lo que ocurre es que resulta triste que ni siquiera en los centros educativos pintar o escribir se considere un mérito. A pesar de que, se pongan como se pongan, objetivamente, contar con un escritor de cierto nombre en el claustro represente un beneficio para el instituto o colegio de turno.
En esta aula enseñó lengua francesa don Antonio Machado.


3 comentarios:

  1. ¡Qué justa esta entrada! Pero lo mismo sucede si en vez de artistas o literatos son profes interesados por la ciencia, la investigación... todo lo que no sea la formación a medida de CPR resulta sospechosa o escasamente útil para la docencia, craso error. En fin, en estas mimbres estamos presos.
    Emilia

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  2. Como ya sabrás, por distintas circunstancias, no eres persona de mi devoción, pero en este caso, no tengo más remedio que aplaudirte.
    Saludos
    Pepe Cercas

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  3. Te encontre..por las casualidades del mundo...
    Me gusto tu blog...volvere.
    Saludos.

    India.

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