Un repaso a algunos periódicos en los que se hace balance de las ferias de libros locales sirve para comprender que el éxito depende exclusivamente de la cantidad de ventas realizadas. Cuanto más se vende, mejor es la feria del libro de turno. Tomemos algunos ejemplos:
- Cáceres: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/christian-galvez-obras-infantiles-triunfadores-feria-libro_801507.html- Plasencia: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/plasencia/libreros-plasencia-estan-satisfechos-resultado-feria-libro_801558.html
- - Córdoba: http://www.diariocordoba.com/noticias/cultura/feria-libro-clausura-incremento-10-ventas_878346.html
Resulta evidente que los libreros, figuras esenciales, necesitan alimentar su negocio. Y más nos vale que sea así. Ahora bien, que los políticos (y, por tanto, la prensa) consideren que el éxito de una feria del libro depende de la cantidad de ejemplares que se hayan vendido demuestra cuál es el único valor que los gobernantes dan a la cultura.
Visto lo visto, creo que ha llegado el momento de que todos nos quitemos las caretas y llamemos a las cosas por su nombre. Lo que nos ahorraremos en psicólogos reconociendo que, en el fondo, la feria del libro que a cualquier ayuntamiento que se precie le gustaría organizar sería una en la que se presentasen títulos tan jugosos como éstos:
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