domingo, 22 de junio de 2014

La vida literaria de una ciudad de provincias

 
                                           Víctor Manuel Jiménez Andrada

Termina el curso. Para mí éste es el verdadero fin de año. Así que, el balance que suele realizarse en diciembre, los que nos dedicamos a la enseñanza sospecho que lo hacemos cuando llega junio.
Vivo en una ciudad de menos de cien mil habitantes. Pero con campus universitario (incluida una facultad de letras), escuela de idiomas y una docena de institutos. Con todo, la actividad literaria de Cáceres, de unos años a esta parte, no la cultiva ninguna de las instituciones anteriores. Mucho menos el ayuntamiento. El Aula José María Valverde permanece como un islote en medio de la tormenta, aunque me temo que cada vez con más vías de agua abiertas. 

                                          Jesús María Gómez y Flores

Menos mal que han surgido dos asociaciones culturales sin ánimo de lucro que se atreven a agitar el mundillo cultural de este páramo. Me refiero a Norbanova y Letras Cascabeleras. O lo que es lo mismo: Jesús María Gómez y Flores y Víctor Manuel Jiménez Andrada. Las cosas como son: de no haber sido por actividades como el Aula de la palabra o las lecturas de Letras en los jardines el aire habría sido totalmente irrespirable. De todos modos, el entusiasmo y energía de las personas tienen un límite, por lo que espero que las instituciones dejen de hacerse las remolonas y vuelvan a tirar del carro de la cultura de esta región. Que buena falta nos hace. Y también ésa es su obligación.
Mientras tanto, gracias, Jesús; gracias, Víctor.

2 comentarios:

  1. La situación de crisis se ha generalizado y se ha llevado muchos proyectos culturales, es la partida que primero se suprime. Pero no hay que perder el ánimo y el voluntarismo ahora es esencial. Ánimo y que esas iniciativas sigan vivas, como tu magnífica colección de poesía. Abrazos.

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  2. La fractura es más profunda. No se explica que haya conciertos (no de Womad, claro), obras de teatro (no de actores de cartel, claro), presentaciones de libros (no de instituciones, claro)... y vayan cuatro y medio. Ya sé que las ocupaciones son muchas y, sin embargo, hay eventos que llenan o arrastran masas. ¿Cuál es la causa? El cine se cae salvo si se promueven ofertones, maratones, atracción de masas, excitación del colmena. ¿Es cultura o consumo? ¿La cultura (no el consumo cultural) será cuestión de élites? ¿Sirvió la educación "obligatoria" para democratizar el acceso a la cultura? ¿Qué entendemos por cultura? Creo que si tiro del hilo todo se me vuelven preguntas con respuestas sobreentendidas.
    ¿Entraremos a analizar el problema en profundiad? Me temo que no. Todo va muy deprisa y la brújula de marear anda loca en todos los ámbitos.
    De todos modos, gracias a todos los que mantenéis un hilo de esperanza (porque no la habéis perdido), gracias a vuestro empeño y generosidad para hacer latir todavía la poesía en actos entrañables, por mimarla, conservarla y difundirla en libros de ediciones heroicas. Pero el mal es profundo y a veces el fantasma de una época de barbarie se vislumbra en el horizonte y uno siente que no hay brazos suficientes para oponer resistencia.
    Emilia Oliva

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