Baile del Sol acaba de publicar el libro del año. No puedo definir de otra manera "Cien centavos", el volumen que recoge una amplia muestra de los cuentos de César Martín Ortiz, un escritor de los de verdad. Os dejo el prólogo que escribí para el libro.
NUNCA CONOCÍ A CÉSAR MARTÍN ORTIZ
Nunca
conocí a César Martín Ortiz. Ni siquiera hablé por teléfono con él.
De
vez en cuando nos encontramos con libros que nos cambian la vida. Y, por eso,
somos capaces de recordar cuándo y dónde los compramos, cuándo y dónde los
leímos. Yo, al menos, me acuerdo de todos los detalles (alguno inconfesable)
del momento en que cayó en mis manos Nuestro
pequeño mundo, el volumen de relatos de un escritor cuyo nombre no me
sonaba de nada: César Martín Ortiz. Además, en la solapa se contaba muy poco de
él. Apenas se daba noticia de su lugar y fecha de nacimiento. Poco más. La
sorpresa vino en cuanto lo abrí. Porque aquellos cuentos eran sencillamente
perfectos. Cada uno de ellos constituía un mecanismo engrasado en el que todo
funcionaba sin estridencias, con una suavidad hija del talento y la maestría.
¿Quién
demonios era César Martín Ortiz y por qué nadie me había hablado de él?
Pregunté
aquí y allá. A veces me encontraba con alguien que lo había tratado o alguien
que había sido alumno suyo y todos coincidían en que era una persona muy especial,
alguien que irradiaba estilo y sabiduría. También me enteré de que era profesor
en un instituto del norte de Cáceres y de que, al parecer, lo de la vanidad
literaria no iba con él.
Unos
años más tarde, una modesta asociación cultural le publicó una joya en forma de
librito titulada Paso de contarlo. He
perdido la cuenta de la de ocasiones que he usado sus textos en clase. Paso de contarlo es una obra maestra,
uno de esos títulos por los que mataría cualquier escritor. Ricardo Senabre,
por ejemplo, celebraba cada entrega de César dedicándole una reseña de una
página entera en El Cultural del
diario El Mundo. No me extraña.
Y es
que siempre ha habido una especie de historia de la literatura paralela a la
oficial en la que habitan autores extraordinarios a los que se diría que lo
único que importa es escribir, escribir como si la vida les fuera en ello sin
preocuparse de nada más. Y justo a esa raza de artistas verdaderos pertenecía
César Martín Ortiz. Me lo imagino escribiendo en el diminuto rincón de la tierra
donde vivía y trabajaba con unos adolescentes que sospecho que no tenían ni
idea de quién era realmente su profesor de lengua y literatura.
César
era (es) uno de los mejores narradores de la literatura española. Los cuentos
de este libro lo prueban.
Suele decirse que el cuento
constituye, quizá, el género más exigente, ya que pide mucho y da muy poco.
Firmar un buen cuento resulta complicado. Implica contar con varias habilidades
escurridizas: lecturas, oficio, melancolía y, sobre todo, dominio del ritmo. César
parecía reunirlas todas. Y más.
Este Cien centavos compila una nutrida muestra de los cuentos de César
Martín Ortiz que permitirá al lector descubrir a un maestro que está llamado a
convertirse en un clásico.
Aunque él no llegará a
verlo.
César murió de un infarto en
2010. Tenía 52 años. La mañana en que me enteré (estaba en el recreo del
instituto), tuve que salir a la calle cinco minutos. Para coger aire. Para que
los chicos no viesen cómo se me humedecían los ojos.
Ya nunca podría hablar con él
ni decirle lo que lo admiraba.
Ya nunca podría conocer a
César Martín Ortiz.
Aunque a veces me gusta pensar que en
realidad sí que lo hice.
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