Maurizio Medo habla en esta entrevista sobre el proyecto Transtierros. Algo bueno se está cociendo en el ámbito de la poesía actual.
MAURIZIO MEDO SOBRE
“TRANSTIERROS”:
“LA NECESIDAD NOS OBLIGA A REAPRENDER LOS VALORES DE LAS COLECTIVIDADES UTÓPICAS”
“LA NECESIDAD NOS OBLIGA A REAPRENDER LOS VALORES DE LAS COLECTIVIDADES UTÓPICAS”
Por María Helena Sarabia
¿Por qué apostar por un proyecto como Transtierros?
Creo
que en los últimos 10 años la constante en los protagonistas de las escrituras
en los diversos países de hablas latinoamericanas – hago el distingo con las de
Hispanoamérica- fue elevar la voz reclamando una atención que la crítica
especializada –una especie de judería parisina respecto al entorno- o el
reseñismo –ese ghetto al margen de lo que se hace - o se negaba o no lo
interesaba por los intereses a los que debía responder el mainstrean para poder
legitimarse. ¿Pero qué pasó? Pasó que, de pronto, un loco en Cáceres, Extremadura, decidió apostar por “escrituras
de riesgo” y encima producidas en las antípodas, Latinoamérica. Me refiero a
ese Gulliver de audacias y generosidades que es José María Cumbreño.
Paralelamente Aníbal Cristobo se venía jugando la vida –no hay otra manera de
decirlo - para crear el proyecto Kriller
71 incluso robando el tiempo a sus escasas horas de descanso luego de trabajar
en la hostería; Luis Méndez Salinas y su
pareja en un notable acto de prestidigitación logró consolidar un proyecto como
Catafixia. En España, en plena recesión, Enrique Mercado y la gente de Varasek decidieron jugárselas, caso
similar al de otros amigos como Juan Soros, Viktor Gómez Ferrer como ya
anteriormente había ocurrido con proyectos tales como el de Luis Armenta
Malpica con Mantis, Rocío Cerón con El Billar de Lucrecia, Santiago Matías
con Bonobós hasta llegar a otras
apuestas más recientes como las de Práctica
Mortal, Fondo de Animal, Ruido Blanco, Vox, etc., etc. Por otro lado esta
gestión, independiente, verraca, para mí heroica, se desarrollaba a la par de
una serie de expresiones escriturales de altísimo nivel –sería muy largo
enumerarte los autores. Creo que entonces que todo esto necesitaba de un
espacio que se constituyera en un punto de encuentro y de flujo, ese fue el
origen de Transtierros.
¿Quiénes colaboran en este proyecto?
Tenemos
alrededor de una treintena de personas involucradas en este proyecto, ¡hasta en
el Líbano y Macedonia¡ y todos ganan exactamente lo que nosotros: hasta ahora
solo la satisfacción por haber comenzado a consolidar un territorio que, si bien no es
crítico en el sentido tradicional, apoya, difunde, analiza y circula la
producción de, hasta ahora, casi un centenar de autores.
¿Costó convencerlos?
En
la medida que Transtierros es, como
te decía, una necesidad, no. Tú no te esfuerzas mucho por convencer a un
enfermo para acudir al médico, menos si sufre de tos ferina ¿verdad?. Creo que
todos los que estamos involucrados, y que, parece, tenemos esa alma de falansterio, somos
conscientes que, sin soportes como Transtierros,
la escritura está condenada a zigzaguear sin rumbo. Transtierros
busca constituirse en ese soporte, casi un hospicio para clochards, ¿qué es
un escritor hoy sino un homeles que busca construirse un hogar a través de la
escritura?
Lo
que me alegra, esto lo conversaba hoy con Cristobo, es que se ha consolidado
una comunidad. Como anécdota éramos tres personas que queríamos entrevistar a
un escritor norteamericano, para nosotros excepcional, Bernstein. La actitud
que tuvimos ante nuestro mediador en vez de “competir”, tal como lo hubiera
dictado el capitalismo salvaje y deshumanizante del mercado, fue ceder el
espacio al otro. Creo que la necesidad, originada por la desertización de los
valores, nos está obligando a tener que reaprenderlos, ojo, sin moralina de
ningún tipo ni con un proceder sistémico para alcanzar una utopía programática,
simplemente se da.
¿Y en qué derivará este proyecto?
Para
eso tendrías que tener un programa a corto, mediano y largo plazo. No lo
tenemos. Se comenzó con un blog. Del blog pasamos a una plataforma más grande.
Luego esta plataforma, bastante rudimentaria en sus inicios, se renovó gracias
a los aportes de Mario Pera y Bruno
Polack, ¿qué vendrá después? Cuando cunde la incertidumbre en vez de pensar en
proyectos sostenibles prefiero recordar la aventura de los caballeros de la
Corte del rey Arturo quienes encontraron el Grial después de perderse. Hay que
saber abandonarse a la providencia.
Sin embargo leía que con la editorial Ruido
Blanco está por aparecer la Colección de Poesía Latinoamericana “Transtierros”,
¿estos proyectos guardan relación entre sí?
Te
hablaba antes de la existencia de una comunidad, de un falansterio postpoético,
Ruido Blanco forma parte del mismo,
por ende, sí. Apareceremos este año, yo codirijo la colección, preferiría que
Juan José Rodríguez, quien es el protagonista, sea el portavoz de este proyecto.
Solo puedo adelantarte que estoy trabajando ya una antología de un escritor al
cual quiero y admiro muchísimo, el mexicano Julián Herbert. Esto para mí es un
privilegio. Por otro lado Julián, ya antes, venía haciendo un trabajo similar. “Mejor
establezcamos un diálogo”, le dije, “uno que vaya de norte a sur o viceversa” y
nos entusiasmamos, queriéndolo o sin querer, conquistamos un espacio para el
diálogo. Uno que se obra desde la gratuidad y la transparencia.
Por
ello, como lo estás haciendo, si me obligas a resumir qué es Transtierros únicamente podría
responderte: la construcción de un soporte para una comunidad o, si lo
prefieres, el de un espacio para la reflexión y el desarrollo de diversos
proyectos solamente viables a través de la conciencia de nuestro ser colectivo.
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