El oro celeste, de Manuel Moyano. El oficio y la sensibilidad hecha literatura.
Biblioteca, de Gonçalo Tavares. La obra de un genio. Distinto, original, apasionante.

Hace unos dos años se me ocurrió colgar en internet un anuncio dando cuenta de la creación de la colección Litteratos. En él se animaba a todo el que quisiera a enviar sus libros para someterlos a examen. Pues bien, me encontré con que durante los siguientes meses recibí por correo electrónico cerca de trescientos libros, muchos de ellos de Hispanoamérica. Allí había de todo: desde aficionados llenos de buenas intenciones a escritores fantásticos (como el uruguayo Manuel Arduino, cuya novela espero que pronto podamos publicar). Entre aquel alud de poemas, capítulos e índices hubo un libro que me dejó boquiabierto desde el principio. El título no era nada del otro mundo (Resistir al presente). Sin embargo, el contenido era magnífico. Se trataba de un poemario intenso y fresco que tuve que leer de un tirón. A su autor no lo conocía de nada: un joven de veinticinco años que había nacido en Cáceres, que vivía en Madrid, que había estudiado algo relacionado con la comunicación y la imagen y que rodaba cortos. Ya me hubiese gustado a mí escribir a su edad de esa manera.
Año y pico después, y ya con el libro entre las manos, sigo pensando que David va a ser una de las voces más potentes de la poesía española. Seguro.
SIGO SIENDO UN GRAN FAN
DE DAWSON’S CREEK
Podría escribir cosas mejores sobre lo nuestro,
pero prefiero cavar esta autobiografía
desmitificando esos grandes recuerdos
que no se fijan en los detalles,
y que, admitámoslo, no son justos
[con ninguno de los dos.
Si las cosas se tuercen
esta vez no voy a hacer desaparecer al protagonista,
no habrá trucos de guión para que el chico triste
[se enamore.
No estoy buscando una oportunidad
para empezar de nuevo, reescribir la historia
[y todo eso de corregir la ortografía,
sólo que me apetecía oír que las cosas
no fueron bien por aquí, que soñaste un ratito conmigo,
que quisiste llamarme,
[pero no lo hiciste no sabes bien por qué.
Yo tampoco recuerdo a qué huelen tus hombros
o cual era tu disco favorito de los Beatles,
pero tengo algunas buenas ideas para
el viaje sin retorno de resistir al presente
-es un título provisional para el episodio uno-
El prota tiene mi look más gay
y para echarle un polvo a la chica
le ayuda con sus asignaturas pendientes
[de la universidad.
Será un gran episodio, y lo sabes.
Track 1:
Intro
Tragué saliva
de boca de todas
sólo para poder
escupirte.
POÉTICA
El respeto a las palabras
nos ha hecho poetas,
el miedo nos hará hombres.

Muchas veces se ha discutido sobre cómo influye en el mundo de la edición el hecho de que, de unos años a esta parte, las instituciones se hayan lanzado a publicar libros. En líneas generales, me parece que el balance es negativo. Porque la mayoría saca decenas de títulos al año que o no salen de sus almacenes o sirven sólo para saciar (con el dinero de todos) la vanidad de unos cuantos amiguetes. Títulos que, encima, saturan los servicios de novedades y agotan la paciencia de los lectores. Por tópico no resulta menos cierto: ahora mismo se convierte en imposible estar al tanto de lo que se publica en España.
El día salió espléndido. Y lo hizo aún mejor la comida en el Chiara, un restaurante italiano que a Chose y a mí nos vuelve locos. Está en la Plaza de San Juan, como escondido. Todo en él es discreto: apenas seis o siete mesas, un cartel muy pequeño y casi en una esquina. Pero pocos lugares he conocido con tanto encanto. La comida, de fábula; igual que su dueña, María Jesús, que tiene clase y simpatía de sobra.
Supongo que la euforia producida por la magnífica comida contribuyó en algo. El caso es que hasta la iglesia de San Juan me pareció más hermosa que otras veces.
El resto de la tarde fuimos a pasarlo a Torrequemada, el pueblo de mi padre y mis abuelos. La dehesa por antonomasia. Las encinas y los alcornoques. Las vacas, los cerdos y los caballos.
El Prao (así lo llaman los torrequemeños) estaba espectacular, aunque la charca tenía mucha menos agua que cuando yo tenía catorce años e iba a pescar carpas.
Antes de marcharnos, quise pasar por la plaza para hacerle una foto al restaurante donde se come el mejor cochinillo de Extremadura, que no sé si equivale a decir del mundo.
Sin red. Esa es la consigna de los tiempos.
Que no haya retorno.
El tatuaje de este siglo lleva escrito:
un alambre tenso es el verdadero camino de la vida.
Vértigo, velocidad y brillo. Violencia.
Todos desprecian la música diminuta de las cosas.
Sólo caballos salvajes. Trapecios oscuros.
Y hablo del mundo de los vivos.
El nuevo poemario de Ben Clark lo acaba de publicar una editorial de la que no tenía noticia: Huacanamo (www.huacanamo.com). El diseño parece cuidado. Y seguro que el contenido merece la pena. Intentaré hacerme con él."El poeta huacanameño Ben Clark fue bautizado el pasado 14 de febrero, día de San Calentín, por Fernando Arrabal como Patafísico y Mallarmé-Felación de Frambuesa. Ante este gran honor el poeta recitó varios versos de su poemario MEMORÍA, sin que Arrabal le hiciera mucho caso. Fernando Arrabal acudió a Salamanca invitado por Fabio de la Flor, el SDLM y el Espacio de Arte Contemporáneo el Gallo, donde enterró una obra en el Museo Mausoleo de Morille y fue transportado en andas por varios poetas de Salamanca, Ben Clark entre ellos, hasta la catedral donde llamó a las puertas de Dios sin obtener, al parecer, respuesta."
Como hoy ha salido un día magnífico (y nuestro vecino se ha empeñado en seguir con las obras del Escorial), nos hemos escapado a Plasencia con los niños.
También hoy (como siempre que estoy allí) me he acordado de Álvaro Valverde y Gonzalo Hidalgo Bayal, dos de los mejores esritores españoles, que, en lugar de irse a alguna capital a intrigar y medrar, han preferido quedarse en su esquina del mundo (tanto da 45.000 habitantes que cuatro millones y medio), aunque ese gesto de generosidad (ambos publican en Tusquets, ahí es nada) el poder se lo pague con indiferencia o cosas peores.
Al ir con Irene y Manu, nos acercamos al Parque de los pinos para que disfrutasen con las aves (pavos reales, toda clase de patos y rapaces) que se pasean por entre los árboles (que no sólo son pinos).
No me pude resistir y le saqué esta foto a la placa que se encuentra en la entrada del parque. Un pelín exagerada. Y que conste que estoy de acuerdo con el fondo. No sé, es un escrúpulo formal. Sobre todo porque a unos metros de ella hay una escultura de una virgen rodeada de flores. Otra exageración. O no. O será que ambas resumen la naturaleza contradictoria del mono humano.
Acabo de ver el programa del encuentro de Cosmopoética (www.cosmopoetica.es)de este año. Del 16 al 20 de abril, la candidatura de Córdoba 2016 volverá a demostrar que aspira en serio a llevarse lo de la capitalidad cultural. No quiero ponerme pesado, pero los de Cáceres ya podrían tomar nota. Supongo que no les dará por desterrar a los tres poetas cacereños que intervendrán en el encuentro. Aunque conociendo la susceptibilidad de algunos ...
Hoy el día ha sido de lo más completo. Hacía frío. Pero el frío no sale en las fotos, así que pude hacerle ésta al acueducto de San Lázaro, que es el que tenemos al lado del instituto. Desde luego, no es mal decorado para dar clase.
Además estábamos medio de fiesta. Se celebraba el día del árbol. Y lo cierto es que la cosa ha quedado bastante lucida. Los chicos se lo han tomado en serio y han conseguido que, a partir de ahora, los alrededores del instituto sean algo más habitables.
Hay poemarios que se convierten en el emblema de una generación o de una corriente estética. No hay duda de que Miedo de ser escarcha pertenece a esa clase de libros. Causa admiración imaginar a alguien tan joven rematando un conjunto tan maduro. Dentro de unos años, los lectores y los críticos de poesía lo buscarán para comprender parte de la historia de la literatura española que se escribía a comienzos del siglo XXI.
Preguntarse por
por la longitud de la valla
y sus hendiduras,
por quiénes son los vigilantes,
por quiénes quieren pasar al otro lado.
Avanzan: sepulcros
a merced de la corriente.
Avanzan: como avanza el silencio.
Como se pudre un cadáver.
El problema ahora
es que hay muchos vigilantes
y pocos locos.
El problema ahora
es que la jaula está
en el interior del pájaro.
Cuando nacimos
ya habían traducido el mundo
en un lenguaje equivocado.
Las cifras estaban destinadas.
Las fórmulas tenían veneno.
Tuvimos que aprender
a respirar debajo del agua
y seguimos esperando
que la piel del tiempo
no nos vuelva locos.
No queremos ser tratantes.
No queremos ser esclavos.
Continuamos una senda de sangre.
No olvidamos de qué está hecho el camino,
no olvidamos.
ENSAYO SUSPENDIDO POR PISTOLA
Si el puzzle encajara
alguien a sueldo lo desbarataría.
Los expositores de la librería Vicente era casi lo primero que se encontraban los turistas que llegaban a la plaza mayor de Cáceres. Estaban en el Portal del pan y todos los que pasábamos por allí nos parábamos un rato a curiosear entre las novedades. Hace unos meses, por jubilación de la dueña, se cerró. Y Vicente Libros quedó reducida a la tienda (la primera que abrió) de la calle Pintores.
El local resulta algo pequeño, aunque en él el lector inquieto encontrará piezas raras y ediciones curiosas o de ésas que los grandes distribuidores rechazan por poco rentables. De las que realmente merecen llamarse literatura.
Tuve el privilegio de que José Antonio fuese mi compañero cuando estudiábamos en la facultad. Recuerdo la admiración que me producía. Era el talento y la inteligencia en persona. Luego descubrí que también un poeta enorme. La universidad de Extremadura (así le va) se lo dejó escapar. O mejor sería decir que se la jugó. En fin.Acumulamos palabras sencillas que nadie entiende para calentarnos los pies que nos talaron. ¿En qué cubitera sin fondo vierto las ropas quemadas, el alcohol de las retinas?
(Ramón Gómez de la Serna padecía el síndrome, pero fue perdonado por los jerarcas con la excusa de que era un artista).
Si acumulas lo valioso se llama riqueza; si guardas lo inútil se apellida enfermedad. Otros amontonan orgullo y son aclamados y multiplican su hacienda.
Nos ayudamos de palas para cargar fotografías añejas, medallones, mandamientos decapitados, los víveres del difunto, los trajes medicinales de la novia. También el diccionario reúne palabras como un bien preciado. Alguien nos llevará a algún edificio de renta antigua y nos lavaremos en grandes tinajas con agua muy jabonosa.
Raparad en el suicida que lleva al contenedor las horas angulosas de la filatelia y el mendigo que hurga en la basura. Sus caminos se cruzan. Tal vez si se mirasen un segundo nadie se iría con el corazón en vela, todos comprenderían al fin la zoología del despojo, disimulada como la culpa de los confesionarios.
(Acumuló libros y le llamaron sabio. Acumuló obras de misericordia y le llamaron pío).
Llenaré los cajones con los pañuelos sucios, la lágrima que rechina, los espejos que no aguantaron la desnudez de un cuerpo y donaron su azogue a las pistolas, las voces roncas, la adarga de los humildes, verdades silicóticas, delaciones.
(Ella le dijo: «Estoy enamorada de lo falso. Por eso te abro la puerta y me entrego a ti sin escrúpulos, como una baratija»).
Las empresas que recogen muebles gratuitamente, el adolescente que sube un sillón de la basura al quinto y lo mancha de esperma. Sólo nos conmueve lo que no aspira a la permanencia: el verde desconchado de las rejas, el mosto derramado por las viudas.
¿Quién conoce un lugar más público que la basura?
Creo que el lugar en el que vivo es un símbolo de lo que soy: más allá de las afueras, en una urbanización lejos de todo, encaramado en lo alto de un cerro desde el que no se puede ir andando a ningún sitio.
Censo de vecinos: - El jabalí que baja a comer las últimas bellotas de las encinas que crecen al lado de casa cuando llega la primavera.
- Los caballos y los terneros con los que nos cruzamos de camino al centro.
Como es sábado por la tarde, no tardamos demasiado en encontrar aparcamiento. El remanso de Olqui. Chocolate con churros. A Irene le chiflan los pequeños. Su mano diminuta brillante por el aceite.
Al salir de la churrería, no pude reprimirme y le hice una foto a un cartel digno de una tertulia literaria. El Club de la memoria resultó ser la sede de una asociación contra el Alzheimer.
A Omar lo conocí por casualidad este verano en Punta Umbría. Estaba uno allí pasando una semana de vacaciones, cuando Antonio Orihuela me avisó por teléfono de que uno de esos días un poeta mejicano iba a presentar el poemario que Uberto Stabile le había publicado en la editorial Aullido.
Los poetas liliputienses (Álvaro los llamaría invisibles) son escritores ocultos que viven en una isla oculta. Escritores pequeños cuya obra, sin embargo, es digna de gigantes.