Ahí va un poema del magnífico libro de Luis Arturo Guichard que hemos tenido la suerte de publicar. Todavía no me explico dónde tienen la cabeza las editoriales de poesía en las que todos estamos pensando. En fin. Juzguen ustedes mismos.
El camino hacia arriba y hacia abajo
Asomado al lago he visto dos caminos.
Uno comienza en mi habitación y crece, 
se convierte en calle, árbol frondoso,
paseantes en Hyde Park, ciudad, país,
galaxia, que armónicamente se multiplican
dejando caer a su paso, como al desgaire, 
lo que después llamaremos tiempo.
El otro comienza en ese algo sobre nosotros,
lúcido y visible cuando toma forma 
de Osa, Gemelos y Cochero,
se empequeñece de pronto, se rinde,
se convierte en galaxia, país,
Charleville, mi habitación, este recuento.
Se encoge como el adulto al que agobia su poder
y se refugia en un caramelo.
No hace falta Heráclito para saber que los dos 
caminos son uno y el mismo.
El camino hacia arriba y hacia abajo
es bastante menos que dios 
pero es mucho más de lo que necesito.
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