lunes, 23 de febrero de 2009

La colección Monosabio

Muchas veces se ha discutido sobre cómo influye en el mundo de la edición el hecho de que, de unos años a esta parte, las instituciones se hayan lanzado a publicar libros. En líneas generales, me parece que el balance es negativo. Porque la mayoría saca decenas de títulos al año que o no salen de sus almacenes o sirven sólo para saciar (con el dinero de todos) la vanidad de unos cuantos amiguetes. Títulos que, encima, saturan los servicios de novedades y agotan la paciencia de los lectores. Por tópico no resulta menos cierto: ahora mismo se convierte en imposible estar al tanto de lo que se publica en España.
No obstante, como siempre en la vida, hay, claro, excepciones. Pienso, por ejemplo, en la colección El maillot amarillo, de la diputación de Granada, en la de Barrio de maravillas, de la Junta de Castilla y León, y en, cómo no, la Editora Regional de Extremadura. Estos tres servicios de publicaciones institucionales se comportan (en líneas generales) como editoriales privadas. O por lo menos lo intentan.
Hoy quiero citar aquí un cuarto ejemplo: la colección Monosabio del ayuntamiento de Málaga. En ella uno puede hallar joyas de Pérez Estrada, Juan Carlos Mestre, José Luis Gallero (soberbia, por cierto), Miguel Ángel Muñoz Sanjuán o José María Parreño. Lástima que no se encuentren en todas las librerías de España. Queda el recurso de pedírselas al propio ayuntamiento. Merece la pena el esfuerzo.

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