sábado, 21 de febrero de 2009

Torrequemada

El día salió espléndido. Y lo hizo aún mejor la comida en el Chiara, un restaurante italiano que a Chose y a mí nos vuelve locos. Está en la Plaza de San Juan, como escondido. Todo en él es discreto: apenas seis o siete mesas, un cartel muy pequeño y casi en una esquina. Pero pocos lugares he conocido con tanto encanto. La comida, de fábula; igual que su dueña, María Jesús, que tiene clase y simpatía de sobra.

Supongo que la euforia producida por la magnífica comida contribuyó en algo. El caso es que hasta la iglesia de San Juan me pareció más hermosa que otras veces.

El resto de la tarde fuimos a pasarlo a Torrequemada, el pueblo de mi padre y mis abuelos. La dehesa por antonomasia. Las encinas y los alcornoques. Las vacas, los cerdos y los caballos.
El Prao (así lo llaman los torrequemeños) estaba espectacular, aunque la charca tenía mucha menos agua que cuando yo tenía catorce años e iba a pescar carpas.
Me ha hecho ilusión estar allí con Chose e Irene. A mí y a mi infancia resucitada.
Antes de marcharnos, quise pasar por la plaza para hacerle una foto al restaurante donde se come el mejor cochinillo de Extremadura, que no sé si equivale a decir del mundo.

Siempre que voy a Torrequemada, me acuerdo de este poema de Estrategias:

La cerca de piedra

Mi abuelo puso una piedra
sobre la piedra
que había puesto su padre.

Mi padre puso una piedra
sobre la piedra
que había puesto mi abuelo.

Límite. Linde.

Yo tengo una piedra en la mano.

2 comentarios:

  1. bonito escribir tienes

    No sé como funciona esto de los blogs pero el tuyo es magnífico

    Te lo digo como hijo de emigrnates de Torrequemada

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