martes, 3 de febrero de 2009

Tenerife veintiséis años después

El último fin de semana de septiembre estuve en Tenerife. Habían invitado a nuestra editorial a la Feria de la Edición que se celebra allí todos los años. En circunstancias normales (el instituto y los continuos viajes de ida y vuelta de Cáceres a Mérida), no habría podido ir. Pero durante el primer trimestre de este curso, gracias a la beca que la universidad concede cada año a dos escritores, me libré del trajín de las clases. Consecuencia: veintiséis años después, regresé a Tenerife.
En la isla pasé cinco años de mi infancia. Desde luego, los mecanismos de la memoria son un misterio. Parece mentira la cantidad de sensaciones que recordé de inmediato en cuanto puse el pie en el aeropuerto de Los Rodeos.
La organización de la feria fue perfecta. Por estos pagos, al menos, no estamos acostumbrados a tantas atenciones. El trayecto en coche hasta el totel terminó de ablandarme al volver a leer en las señales de la carretera nombres de lugares que permanecían adormecidos.
Laura Escuela Magdaleno, leyendo Resistir al presente.

La feria, ya lo he dicho, fue perfecta. Los organizadores (Ángeles, Noemí y Tito, de Baile del Sol) lo tenían todo previsto. Menuda diferencia. Nunca se ha tratado (ni se tratará) en Extremadura así a la gente de la cultura. En fin.
En aquellos dos días, además, conocí a gente interesantísima con la que sigo manteniendo contacto: Laura Escuela ( a la que adoptamos en el expositor de Littera), José Luis Ponce (de la magnífica Bellaterra) o Talía y Daniel (de la pujante Ediciones Escalera).

Elsa López leyendo en el Santa Blues Bar.

José Luis Ponce con su imprescindible catálogo. Gracias, maestro.


Talía con su camiseta recortada.

La noche en que leí lo hice con mi camiseta de Naranjito. Fue un guiño a mi infancia chicharrera, pues cuando me marché de la isla (en el 82, con diez años) llevaba el álbum de Naranjito y Citronio debajo del brazo.

Comiendo en el Santa Blues.


Talía y Daniel. El futuro de la edición en España pasa por personas como ellos.


El cantante guineano Manecas Costa y su guitarra mágica.


Ángeles me escribió hace un par de semanas (gracias) para decirme que mi diario lo publicará Baile del Sol. Lo de los círculos que se cierran. Un libro lleno de niños que saldrá en el lugar donde yo lo fui.

2 comentarios:

  1. Es que en Canarias nos gusta tratar bien a la gente que lo merece...

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  2. eyyyy, esto me resulta vagamente familiar... jejeje.
    Un besazo, Jose María

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