domingo, 15 de febrero de 2009

Una tarde de domingo en Plasencia

Como hoy ha salido un día magnífico (y nuestro vecino se ha empeñado en seguir con las obras del Escorial), nos hemos escapado a Plasencia con los niños.
A mí Plasencia me parece un lugar ideal para vivir que tiene a media hora decenas de lugares (la Vera, el Valle del Jerte o el Ambroz) asombrosamente hermosos.

También hoy (como siempre que estoy allí) me he acordado de Álvaro Valverde y Gonzalo Hidalgo Bayal, dos de los mejores esritores españoles, que, en lugar de irse a alguna capital a intrigar y medrar, han preferido quedarse en su esquina del mundo (tanto da 45.000 habitantes que cuatro millones y medio), aunque ese gesto de generosidad (ambos publican en Tusquets, ahí es nada) el poder se lo pague con indiferencia o cosas peores.
Al ir con Irene y Manu, nos acercamos al Parque de los pinos para que disfrutasen con las aves (pavos reales, toda clase de patos y rapaces) que se pasean por entre los árboles (que no sólo son pinos).
Me fijé en que algunos niños les tiraban los trozos de pan con tanta fuerza que más parecía que deseaban dejarlas tuertas que darles de comer.
No me pude resistir y le saqué esta foto a la placa que se encuentra en la entrada del parque. Un pelín exagerada. Y que conste que estoy de acuerdo con el fondo. No sé, es un escrúpulo formal. Sobre todo porque a unos metros de ella hay una escultura de una virgen rodeada de flores. Otra exageración. O no. O será que ambas resumen la naturaleza contradictoria del mono humano.

1 comentario:

  1. Pero qué bonita es Extremadura!!
    ¿Habrán florecido ya los almendros del Jerte?
    Es todo un espectáculo para la vista.

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